miércoles, 9 de noviembre de 2011

3. Los Nuevos

Me desperté con fuerte dolor de cabeza. Hubiese jurado que mil búfalos furiosos habían pateado mi cabeza mil y una veces.
Me fui incorporando lentamente, pero por cada centímetro que me movía, una sensación de mareo incrementaba progresivamente. Opté por quedarme inmóvil.
Cuando por fin volví a ser yo, me di cuenta de que estaba en brazos de alguien. ¿Quién sería? No me importó, solo supe que allí no me pasaría nada malo.
Me volví a desmayar.

*

 Fui recuperando la consciencia poco a poco, y me percaté de que seguía en brazos de la misma persona, solo que ahora me tocaba el pelo con delicadeza.
Entonces, como un torbellino, acudieron a mi mente todos los recuerdos. Dereck me miró fijamente, Mike pataleaba, yo lloraba, Erea me mordía y William... William
"No te muevas, o te desmayarás de nuevo". Estaba alterada por todos esos recuerdos. Oh, Dios. ¿Y si era un vampiro? No, no, no.
Empecé a sollozar y alguien me abrazó con ternura. Lloré a lágrima tendida durante algún rato, y entonces fue cuando me di cuenta de que el que me abrazaba era William. ¿ Pero de qué iba?
Se supone que él era el malo de la película. Hizo que mis amigos sufrieran y yo... yo ahora por su culpa era... era... un monstruo. ¡Por su culpa!
Me aparté bruscamente de él y observé a mi alrededor. No estábamos en la escuela, sino en un bosque. Tupidos árboles nos rodeaban y algunos pájaros cantaban alegremente.
A nuestra derecha se situaba un lago. Fui a observarme en él. ¿De qué color se habrían tornado mis ojos? ¿Serían como los de...?
"¡Oh Dios!" Exclamé al verme reflejada en el agua. Mis ojos seguían siendo azules y no había camiado en nada. ¿Cómo era posible? Recuerdo perfectamente que la enana me clavó sus afilados colmillos en el cuello, pero claro, lo que no recuerdo es haber bebido sangre de algún licántropo.
Miré a los ojos de William y a continuación a mi reflejo. Me senté en el suelo y me abracé las rodillas.
Observé el agua cristalina del lagoy, ¡vaya!, qué casualidad, el agua era tan clara como los ojos de William.
Un momento. Sus ojos no eran azules, sino morados. Me acuerdo perfectamente de los ojos que me dejaron encandilada.
Me acerqué a él con la duda pintada en la cara.
Se levantó y me abrazó efusivamente. Yo me sentía cada vez más confusa.
"Menos mal que estás bien, ¡creía que no te ibas a levantar nunca!". Exclamó. Estábamos los dos solos.
"Pero, ¿qué ha pasado? No... no entiendo nada. ¿Cómo es que tienes los ojos azules? ¿Y como es que yo también los tengo así? Y, ¿y los demás?" Mi cabeza era un aunténtoco bullicio de pensamientos.
"Tranquila, no te alteres. A ver, paso a paso. Tú eres ahora mismo un semivampiro, porque todavía no has probado la sangre de licántropo."
"Ni pienso hacerlo. Quiero quedarme como estoy."
"No voy a permitirlo.- Dijo rápidamente.- Podrías morir dentro de tres días."
"No, no y no. Prefiero morir siendo alguien normal a que ser un vampiro".
" Bueno, ya tendremos tiempo de discutir esto. Mike se ha ido y ha decidido seguir su camino, no confía en mí, y no se lo reprocho. No creo que lo volvamos a ver. Dereck se ha ido a cazar por el bosque. Necesita alimentarse."
"¿Y tú? ¿No necesitas alimentarte?"
"¿Yo? No. No soy un vampiro."
Le miré incrédula.
"Fingía serlo para conseguir saber el gran secreto."
"Entonces, ¿qué eres?"
Se oyeron unos ruidos y William se puso en pose defensiva. Luego, sin creer que fuese verdad, una gran pantarera, y digo gran, porque era ENORME, se dejó ver junto a una vampira de mediana estatura, ojos rosas y pelo negro como el carbón. Estábamos rodeados, porque miré hacia el cielo y un gran águila volaba en círculos sobre nosotros.
Me entró el pánico, porque, ¿qué harían un chico y un semivampiro contra un vampiro, una pantera descomunal y un águila igual de grande?
Estábamos perdidos.
Entonces, sin motivo aparente, el águila se lanzó en picado, hacia mí. No me dio tiempo a reaccionar y William, que era de reflejos rápidos, me apartó justo a tiempo. El águila elevó el vuelo y se dispuso a repetir la maniobra. Esta vez, no tendríamos tanta suerte.
"Vale, ya está bien. No se hace enfadar a un Alfa y menos, intentar hacer daño a su chica".
Le iba a rebatir lo de su chica, pero no me dio tiempo, porque vi, con asombro, cómo él se transformaba en un gran lobo de color marrón claro. Me miró y juré que me sonreía.
Al momento, apareció otro lobo de pelaje marrón cobrizo. Ambos tenían una pequeña luna plateada en la pata trasera derecha.
Observé el panorama y parecía que William, se comunicaba con la gran pantera. Vi también, que el vampiro y el otro lobo se dirigían miradas de odio. Creo que eso no iba a acabar bien.
Después de un rato, todo parecía más calmado, menos la chica y el otro lobo. La pantera, se fue transformando progresivamente en una chica de nuestra edad. Era alta, ojos oscuros y delgada. Parecía amable. Luego, William volvió a su forma humana y me miró, para ver cómo había reaccionado. No me asusté ni me sentí mal, al contrario, creo que fue el momento en el cual mi corazón, no podía albergar más amor, porque me quería proteger y eso que creí que jamás encontraría a nadie que de verdad quisiera dar todo por mí. Después de esa reflexión, pasé de los disimulos y fui a abrazarle como jamás había abrazado a nadie. Él me correspondió y le rodeé el cuello.
"Me llamo Sarah, perdonad a mi compañero Jake, es muy impulsivo la mayoría de las veces. Somos Seres, es decir, que podemos transformarnos en animales, pero éstos son el doble de grandes. Jack puede convertirse en los de Aire, y yo en los de Tierra. Mi hermano Gabriel en los de Agua. Ahora mismo, se encuentra en los calabozos de esa escuela. Intentamos rescatarle, pero en vez de a él, nos encontramos con ella. Mmm... Ha sido un buen resumen de todo lo que nos ha pasado."
"Yo soy Pauline. Estaba en los calabozos de la escuela de la tal Erea, por haber descubierto el Gran Secreto, pero luego me rescataron." Dijo con una voz melodiosa la chica morena.
"Yo soy William, macho Alfa del clan de las Lunas. Él es Alex,-señaló al chico, antes convertido en el lobo de pelaje cobrizo.- es de mi manada."
Entonces, todos me miraron a mí.
" Yo soy Lena, -apareció Dereck.- él, él es amigo mío. Es un vampiro, como tú Clary. Le acaban de convertir hace unas horas.-miré a William para ver si era verdad. Asintió.- Yo soy semivampiro. Me mordieron casi a la vez que a él, pero yo no probé la sangre de licántropo."
Sarah tenía una cabaña en el bosque bastante grande, en la que todos cabríamos. Fuimos los cinco, a excepción de Alex, que se tuvo que ir porque no soportaba el herdor a vampiro de Clary.
Caminaba junto a William, y como tenía la camiseta rasgada, se le veían todos y cada uno de sus acentuados músculos. Exclamé a mis adentros: ¡madre mía!
Me fijé también en que tenía una gran línea en cada antebrazo. Le pregunté por ellas.
" Cada vez que se tiene que dar sangre a un semivampiro para que se transforme en uno completo, se hacen cortes por las que fluye la sangre de lobo. La primera se hace en el antebrazo derecho. La segunda, en el izquierdo. La tercera, y la mortal, en el corazón.
Se dice que hay una leyenda en la que un hombre lobo se hizo la tercera raja en el corazón para estar eternamente unido a su amada. Son solo leyendas. Además, si se hace la tercera raja, muere al instante."
Qué de cosas sabía. Además de guapo, también era muy inteligente. El chico ideal...
Me apoyé en su hombro.
"Bienvenidos a la Choza." Dijo Sarah.


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