sábado, 12 de noviembre de 2011

18. Ayudas

No sé qué fue lo que me llevó a hacer eso, pero el caso es que lo hice.
Me encontraba sentada en la cama sin hacer nada. ¿Qué le podría ocurrir a Derek? Le había mordido Mike y según él, se encontraba de maravilla, pero fingía. En su interior algo se estaba cociendo y había que averiguar qué era.
Me levanté con pesadez y me dirigí a la parte exterior de la cabaña para despejar mi bulliciosa cabeza.
El viento soplaba con delicadeza, los árboles cantaban al son de los hermosos pájaros que los habitaban y la hierba soplaba música relajante. Me sentía genial en aquellos momentos, hasta que oí un gruñido seguido de un ladrido. Sin mirar, ya supuse quién sería. Pasaría de él y continuaría con mi sensación placentera, pero me fue imposible porque sentía a kilómetro y medio de distancia, que su ser ardía en fuegos de despedazarme. No niego que yo también lo sentía y, además de las razones obvias que nos obligaban a odiarnos, a Derek había estado a punto de matarlo por no ser racional. Ahora, por su culpa, estaba DESAPARECIDO.
"¡¿Qué pasa?! ¡¿Es que no pudiste morir en vez de convertirte en un bicho?!" Gritó al viento con asco.
Entrné los ojos y una lágrima escapó de mi ojo. Bajó despacio por mi mejilla y llegó a mis labios. Allí penetró con cuidado en mi paladar y saboreé su dulzura.
Sonreí para mis adentros y no contesté. Me abracé los brazos y el viento agitó mi castaño pelo en pequeñas ondulaciones.
Todo tenía un olor precioso, a mi juicio. Se percibían los perfumes de las lavandas, las rosas, la hierba, la lluvia... y la sangre. No era el olor de la sangre que fluye, sino la que se derrama. Alguien que estaba en el bosque se encontraba gravemente herido y no aguantaría demasiado si no recibía cuidados ya.
Me impresioné a mí misma al sacar esa conclusión. ¿Y si era alguien conocido? ¿Ysi no?
Al final, decidí acercarme con sigilo a la zona que más olía a sangre y me escondí detrás de un gran árbol. Lo que vi, fue el cuerpo de un chico delgado tirado en el suelo, junto con el de una chica lleno de mordeduras y arañazos. Sobre ella, había un chico moreno que intentaba sanar sus heridas.
¿Quiénes serían? Permanecí oculta entre las ramas y esperé. El chico moreno desprendía amor a raudales. Sonreí. Le dio la vuelta a la chica y pude ver mejor sus fracciones. Me llevé las manos a la boca. ¡Era Sarah!
Se le veía sufrir mucho y apenas le quedaba un halo de vida. Las mordeduras se le empezaron a infectar y la pus se divisaba perfectamente desde donde yo estaba situada.
¿Qué debía hacer? ¿Me dejaba ver y ayudaba a mi amiga o, por el contrario olvidaba lo que había visto y hacía vida normal? No sabía qué hacer, estaba indecisa.
Me mordí el labio y suspiré.

Laura
El amor, la vida y la lectura suponen una gran aventura.

1 comentario:

  1. Chicos, he mejorado el blog con más cositas... AM! También he añadido al principio de cada entrada el número que le corresponde, para no hacernos líos. Espero que os guste.
    (Meri, léete las entradas, por favor, porque cometes muchos errores:)
    Buen finde!

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